La cadena solidaria en Bilbao permite el envío de 4 toneladas de ayuda a la frontera de Polonia con Ucrania

Un trailer cargado de alimentos, prendas de ropa y materiales de primera necesidad ha salido este miércoles de Sestao gracias a las acciones conjuntas de asociaciones y vecinos del barrio de San Ignacio

Las distintas caras de la solidaridad se aprecian muchas veces en los momentos más difíciles. Natasha Artemieva Kostyunina, ucraniana afincada desde hace más de veinte años en Bilbao, pensaba días atrás que iba a resultar imposible enviar ayuda humanitaria a la frontera de Ucrania con Polonia. Los problemas logísticos se convirtieron en un infierno para ella, que veía cómo los ánimos iban decayendo con cada traba y el paso del tiempo. Pero una cadena de acciones solidarias en el barrio de San Ignacio ha permitido que un trailer cargado con cuatro toneladas de alimentos, ropa y productos higiénicos saliera este miércoles de Sestao rumbo al país polaco…

Natalia Artemieva Camión Ayuda humanitaria

En el centro municipal de San Ignacio se colgó un cartel la semana pasada solicitando ayuda y donaciones para el pueblo ucraniano. La llamada fue escuchada por los vecinos de la villa, que se volcaron en facilitar aquello que más necesitan los millones de refugiados que han abandonado su país. Sin embargo, «el espacio empezó a escasear para almacenar todos los recursos que iban llegando», cuenta Natasha. Esto, unido a la necesidad de un transporte de grandes dimensiones para cargar todo el material y llevarlo hasta la frontera ucraniana. Complicaciones que «iban agotándome día tras día», confiesa todavía cansada, sobre todo «porque había muchas cosas que se podían echar a perder si no las llevábamos ya», añade.Productos perecederos

«Había muchas cosas que se podían echar a perder si no las llevábamos ya»

Uno de los muchos voluntarios que participó en la campaña llamó a un amigo suyo del barrio, Asier Vélez, familiarizado con transportes internacionales, para comentarle la situación. Vélez le dio vueltas al tema para ver cómo podía echar un cable en todo esto y decidió, «hablar con el director de Aludium de Amorebieta, donde trabajo, y aportar nuestro granito de arena como pudiéramos», explica Vélez. 

De forma paralela, pidió a otro amigo suyo que le prestase «un espacio de un muelle de carga para poder almacenar ahí los materiales hasta que pudieran meterlos en el camión». Este vecino de la villa logró que la empresa corriera con todos los gastos del transporte y consiguió un espacio donde dejar las cajas hasta que llegara el camión.

Voluntarios, trabajadores y miembros de ACEV delante del trailer

Solucionado el problema del vehículo y el espacio, una decena de voluntarios se encargó de mover todas las cajas de San Ignacio a Sestao, donde tenían el almacén. Un trabajo impensable para una persona, «pero que no requiere mucho tiempo cuando todos arrimamos el hombro», señala una de las voluntarias, Susana Mangana. Para cargar las cuatro toneladas de ayuda contaron, además, con la solidaridad de los trabajadores del almacén de Bricomart de Sestao, que llenaron rápidamente la carga en el trailer.

Ayuda a los refugiados que llegan a Bilbao

«Estoy muy emocionada por toda la ayuda que hemos recibido, ha sido increíble las acciones de todos», aseguró Natasha una vez que vio el camión lleno, «pero no voy a respirar y descansar del todo hasta que no sepa que ha llegado a Polonia», reconocía.

Natasha Artemieva Kostyunina es uno de los muchos miembros que componen ACEV, la Asociación Cultural Eslava Vasca. Una organización cuya actividad está centrada en mantener y potenciar las tradiciones de los países de Europa del Este en el territorio y en la que además hay una fuerte presencia de vascos. Pero ahora se han tenido que enfrentar a un doble reto en materia de ayuda a los ucranianos: enviar material a la frontera y tener disponible aquí un almacén para que los refugiados que lleguen puedan contar con ropa y alimentos. «Mucha de la gente que ha escapado del país se va con lo puesto, no tienen ni mudas de ropa interior, y queremos que una vez que lleguen, tengan un lugar al que dirigirse en nuestra asociación para lo que necesiten», recuerda Natasha. Por eso, consideran «imprescindible» este espacio «para poder ofrecer comida y ropa a los que vayan llegando».

Publicado en El Correo, el 11 de Marzo de 2022
por Alba Peláez / SESTAO
. Gracias, Millesker!!